03 noviembre 2006

El Simulacro de Nuestras Vidas


Simulamos... mentimos, nos hacemos los weones. ¿Para qué? para sentirnos poderosos...¿tiene sentido? claro está....SIN SENTIDO. En ocasiones podríamos decir que si lo tiene, pero es una farsa. El otro día estaba sentado arriba de un cerro viendo, al igual que muchas personas, el súper simulacro de Tsunami en Valpo. Fue una puesta en escena digna de cualquier película chilensis! Actores muriendo, ensagrentados, gritando, bomberos corriendo, las fuerzas armadas prestando ayuda, en fin...para mi gusto, un show excesivo.

Tuve el agrado de mirar desde las alturas lo que acontecía. Tomándome un copetixs con una simpática compañía y comiendo maní, pal mono claro está. Me preguntaba en ese minuto si la gente en el momento de los verdaderos hechos iba a actuar tan calmada como lo hacian las personas que aceptaron ser parte de esta falsedad. ¿Iban a caminar toditos en filita, esperando que uno avanzara antes que el otro?, sobre todo cuando la ola estuviera a punto de llevárselos a todos a un punto desconocido de la ciudad puerto, aún peor, a la cuidad jardín. ¿Las callaes estarían tan despejadas como aquel día? ¿Existirán, en dichos momentos, esos que se preocupen por salvar miles de vidas, antes de salvar las suyas y las de sus seres queridos?

Me quedan estas dudas. En verdad no le encuentro sentido a los simulacros, se dicen que sirven y que ayudan para estar más preparado para el momento de la verdad, pero no. Al final es una farsa...

A veces simulamos querer, simulados. Decimos "te quiero", simulamos promesas. Hacemos creer y en el fondo no es la realidad, porque la realidad es otra, muy distante a la que en dichos momentos hacemos ver. Es difícil llegar a la verdad o, por lo menos, saber cuál es la verdad absoluta. Me pregunto si siempre tendremos que vivir con gente que simula a nuestro alrededor o existirá ese momento en que todo se tranforme en una verdadera realidad, donde todo sea claro y preciso.

Lo veo difícil, por que hasta yo estoy simulando en este minuto. Estoy simulando una historia, que en verdad es mentira, que en verdad acabo de inventar. Que hace unas tres semanas está dentro de mi cabeza, pero sé que en el fondo es una farsa. Sé que a vaces miento, que finjo, que he finjido en mi vida, que miento, pero debo reconocer que me apesta que mientan y jueguen con las cosas que pasan a mi alrededor... será algo injusto esto o es algo que todo pensamos.

Por ahora no quiero más simulacros, no quiero mentiras...más bien las detestó, haría cualquier tipo de operación para que desaparecieran de la existencia. De hehco pondría a la venta, a precio de huevo, el famoso detector de mentiras que en cierta ocasión hizo sonrojar a Daniela Campos y a todos esos mentirosillos... podría ser aplicable a toda persona. Pero no, es demasiado iluso pensar en tal situación.

Por lo mismo apelo a la verdad, a esa que viene de adentro, de los sentimientos claros y reales. De la vida real, no de aquella que simula un accidente, una mentira y un dolor inexistente.